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Volver a ReHabitar

La soprano Begoña Alberdi por Elisenda Pons

Confinados en casa y a las puertas de una nueva crisis financiera. Estos días, en las reuniones virtuales que mantenemos, no nos deja de sorprender cómo resuenan, ante la situación actual, los episodios del proyecto ReHabitar, con el que nuestro grupo de investigación inició su funcionamiento. Conceptos como «la habitación satélite», «más puertas», «entrar por el balcón», «fuera de lugar», «mudanzas» –o la capacidad del mobiliario para redefinir permanentemente el espacio que habitamos– cobran estos días una nueva presencia.

Nuestro mundo, y nuestro tiempo, es ahora la casa, obligados a permanecer en ella sin poder salir a la calle. La calle y la casa, para nosotros, han sido siempre las caras de una misma moneda. Sin embargo, el confinamiento obliga ahora a remirar la casa, a reinterpretarla, desde la obligación, pero también desde la supervivencia, especialmente de aquellos que deben convivir con pocos metros cuadrados y sin un espacio exterior habitable.

El confinamiento pone en crisis conceptos que la contemporaneidad había sacralizado: zona de día, zona de noche, espacio fluido, espacio abierto, espacios servidos, espacios servidores, lofts…. La necesidad de intimidad pone en su lugar piezas clave como la habitación. La necesidad de moverse fija nuestra mirada en la puerta, la doble puerta, la triple o la idea de recorrido en la casa. La necesidad de jugar, de moverse, nos hace desempolvar los balcones, las terrazas o los espacios comunes de los bloques plurifamiliares. También la necesidad de relacionarnos nos hace redescubrir la ventana o los patios interiores. La junción horaria entre tareas domésticas, laborales o infantiles, pone en crisis la pequeñez de nuestras cocinas y deseamos abrirlas, para hablar o comer en ellas. Las actividades sobrevenidas, que la casa ha adoptado como propias en esta situación, obligan a modificar el uso del espacio doméstico en un sinfín de configuraciones anteriormente insospechadas.

Ruth Lorenzo

Fue a las puertas de la crisis financiera de 2008 que este grupo de investigación echó a andar. Entonces forjamos este concepto, ReHabitar, ante la flagrante crisis del ladrillo, como reacción, también, a noticias tan sorprendentes como que en 2005 España había construido más viviendas que Alemania, Italia y Francia juntas. ¿Cómo eran esas viviendas? ¿Qué debía cambiar? ReHabitar era una invitación a repensar la casa aprovechando el parón inmobiliario. Y los conceptos formulados en las exposiciones de la Galería La Arquería de Nuevos Ministerios de Madrid eran una alternativa abierta a las viviendas comúnmente construidas entonces. Estos conceptos son hoy aceptados por muchos arquitectos e interiorizados por muchos estudiantes. Sin embargo, el grueso de nuestras viviendas ha continuado construyéndose igual, siendo impasiblemente aceptadas por la sociedad hasta hoy que las tiene que sufrir 24 horas al día. Ha sido necesaria la crueldad de un virus y la contundencia de un confinamiento, para percatarnos que habíamos dado la espalda a nuestras casas, nuestro hogar.

Pero, a pesar de la dureza del momento presente, es hoy un motivo de esperanza ver tanta creatividad volcada hacia los espacios domésticos: las transformaciones de los cuartos, de los pasillos, la manipulación del mobiliario, las performances en los balcones y terrazas. Creemos que, necesariamente, habrá un antes y un después de esta situación. Será imposible ver nuestras casas igual que las veíamos antes del Coronavirus, y, muy probablemente, aquello que antes veíamos como algo secundario pasará a ser primordial. Esta mirada mejorará nuestros hogares, seguro! Esperemos que este cambio de mentalidad llegue también a quienes tienen en sus manos, al fin, planificar, promover y construir, nuevas viviendas.

Antoni Lliteras

Roger Sauquet