Saltar al contenido

La experiencia Youth Hostels

yh
Una de las habitaciones de YH Generator

Ya están presentes en Barcelona, los Youth Hostels se han extendido por la ciudad con más o menos calidad y servicios. Son la mayoría edificios convertidos, que antes tenían otro uso, inmuebles que se han reformado para poder alojar las piezas de estos nuevos programas. Los más grandes tienen áreas comunes y un sistema simplificado con los servicios imprescindibles, entre los que tienen un papel destacado los espacios de relación que habitualmente están situados en la planta baja. Hace años estos edificios eran escasos y tenían una presencia mínima en la ciudad y eran prácticamente conocidos exclusivamente por los que utilizaban, ahora parecen abrirse paso entre los numerosos hoteles y muestran una forma de negocio diferente. Uno de éstos es el ejemplar Generator de la calle Córcega.

El programa de estos edificios es, a mi entender, lo más interesante, ya que no se trata exactamente de un hotel ni de una residencia de estudiantes. De los primeros los separa la dotación y los servicios, que en los YH son básicos; y de los otros la duración de la estancia que comporta una evidente situación de estar de paso y también el motivo del uso. Hay algo de cierta precariedad querida que hace que la experiencia del lugar sea lo más importante. La estética usual de estos edificios diseminados por la ciudad, especialmente en sus vestíbulos, recuerda a la de un espacio de coworking, porque transmite la imagen de un lugar inacabado, más bien incompleto, que modifica in time su aspecto debido a la utilización de sus usuarios. En cualquier caso, lejos de la idea de algo acabado y lujoso.

La diferencia más importante con un hotel, desde el punto de vista del programa arquitectónico, está en las habitaciones. Éstas son en los YH colectivas y, a pesar de que hay con dos camas, son las de 8 y 6 camas las más corrientes. En ellas abundan las literas, que van desde las literas que podríamos encontrar en cualquier centro de acogida en un refugio de montaña, a las que parecen estar concebidas como pequeños espacios individuales en los que descansar, trabajar o hacer cualquier cosa, las cosas habituales que podemos hacer en una cama. Parecen cápsulas, espacios habitables individuales contenidos en ámbitos de mayor tamaño. Es esta experiencia, la de la habitación colectiva, la que me parece más remarcable, una experiencia que en la vida de los usuarios llega mucho más tarde que las estancias en colonias o campamentos de verano. A estas dos cosas se pueden añadir también las bicicletas de alquiler u otras cosas similares. Estos turistas jóvenes, probablemente, incorporan a su vida ciertos hábitos sobre cómo utilizar espacios de trabajo compartido o en este caso, habitaciones compartidas, que pueden matizar la manera de vivir en los próximos años.

Nunca lo había pensado pero, ¿puede haber una manera de viajar a ciudades que acabe, junto a estas experiencias, creando una cultura sobre la casa diferente? Unos hábitos sobre la casa que han sido adquiridos inconscientemente utilizando los espacios comunes de YH, habitaciones colectivas, transportes individuales pero colectivos, espacios de trabajo cooperativos y otras cosas semejantes. ¿Puede ser que sabiendo que se puede vivir en espacios así y con experiencias como estas, modifiquemos la forma de utilizar y entender la vivienda? Al ver estos edificios y tal vez acumulando cierto tiempo para observarlos adecuadamente podríamos sacar algunas conclusiones aplicables en las viviendas para jóvenes, cosa de la que podría tomar nota, por ejemplo instituciones como el Patronato Municipal de la Vivienda para impulsar nuevas promociones para jóvenes.

Tampoco podemos dejar de pensar y establecer cierta conexión contranatural entre estas experiencias y el anuncio de la construcción –y por tanto del derribo del edifico que ocupa actualmente el Deutsche Bank en la Diagonal con el Paseo de Gracia- para construir una torre de 98 metros de altura, en la que han pactado instalar un hotel de lujo. Leyendo las noticias aparecidas sobre esta mala noticia, hemos podido ver la reacción de la izquierda municipal preocupada porque por lo menos se respete que haya más espacios para peatones en la Diagonal. ¿Siguen escuchando a Pete Seeger cuando llegan a casa? Si comparamos el antiguo edificio de ENHER en la calle Córcega, donde está instalado YH Generator, no muy lejos de allí, con el Hotel de lujo anunciado, no podemos dejar de pensar en la enorme diferencia que existe entre lo básico para estar unos días en una ciudad y el lujo, entendido este último por los hoteleros barceloneses. La primera nos habla de una ciudad inteligente, resolutiva, práctica y contemporánea, la segunda invita a acabar con la actual manera “desarrollista” de hacer negocios con nuestra ciudad por parte del Ayuntamiento.

Xavier Monteys  /  El País, 30 de enero de 2015