Saltar al contenido

La calle es un lugar, no una infraestructura

De un tiempo a esta parte la calle ha pasado de ser un lugar, “un espacio ocupado o que puede ser ocupado por un cuerpo cualquiera” [1], a una simple infraestructura, un conjunto de elementos serviciales necesarios para la organización de tráfico rodado de la ciudad.

El tráfico en la ciudad preocupaba tanto a Le Corbusier que propuso ciudades donde la circulación era el elemento organizador. Y aunque esas ciudades tan funcionales, recogidas en la Ville Radieuse, no llegaron a construirse tal y como él las imaginó, la idea de que es la circulación la que permite que la ciudad moderna pueda seguir existiendo está bastante implantada en el pensamiento colectivo. Y en efecto así es, para que una ciudad actual sea posible, el uso del coche es absolutamente necesario. Pero proponemos que quizá algunas calles podrían recobrar ese caos funcional que tan bien adaptado estaba a nuestra cultura mediterránea, y que convierte a las calles de este tipo en lugares más que en infraestructuras. Como ejemplo de calle caótica y multiusos os proponemos la que aparece en la película Roma, de F. Fellini.

[youtube eZ6XtUBsRXw 440 330]

La calle ya no es, en la mayoría de los casos, un lugar de encuentro y reunión, un lugar caótico de síntesis del mundo. Las calles son ahora un conjunto de señales y de franjas de diferentes usos. Tenemos las aceras de piezas prefabricadas de mortero para las personas, los bordillos de piedra del tamaño y forma adecuado para que no puedan subir los vehículos que pasan por la zona asfaltada y repleta de señales pintadas, la rigola para que pase el agua con mayor facilidad, el carril bici con un asfalto pintado de un color diferente, las zonas para contenedores de basura, los aparcamientos de motos, los aparcamientos de coches, los aparcamientos para bicicletas, las zonas habilitadas para que los bares coloquen terrazas, incluso tenemos ya zonas donde los artistas callejeros pueden colocarse legalmente previo pago al ayuntamiento, etc. ¿Es realmente necesaria toda esta especialización de la calle?

La calle puede tener todos los usos que queramos, todos los que necesitemos darle, siempre y cuando deje de estar fraccionada, especializada y tenga un tamaño más doméstico. No hace tanto que en las calles de adoquín, ese material que no distinguía entre paso de peatones o vehículos, que no diferenciaba entre uno u otro lado de la acera, nos permitía sacar mesas a la calle y montar una cena; nos permitía que los niños jugasen en la calle como si estuviesen en un pequeño campo de fútbol, vigilados por sus padres desde las sillas que habían sacado delante del portal para hablar con los vecinos; nos permitía que las tiendas saliesen a exponer sus productos al exterior.

Los pavimentos uniformes, el uso de sombras mediantes árboles o toldos, la difusión entre la planta baja y la calle, incluso el hecho de poder cerrar el acceso a los coches a determinadas horas o días, podrían contribuir a que la gente, que es lo que realmente forma las ciudades, aprenda de nuevo a utilizar la calle como lo que debería ser, un lugar público y exterior de usos varios.

Pero no queremos que nuestra reivindicación sobre el uso de la calle quede como un sentimiento de nostalgia así que como ejemplo os mostraremos tomaremos dos películas de ciencia ficción, que en su día pretendían advertirnos de lo que podía ser el futuro como se suele hacer en este tipo de obras.

En 1982 la película Blade Runner nos mostraba un futuro distópico donde todo era oscuro, llovía permanentemente y las calles estaban colmadas de señales de toda índole. Sin embargo los coches volaban. La calle en la ciudad de Los Angeles en el año 2019 era de las personas que pasean y de los puestos de venta ambulante que creaban ese flujo constante de gente. Eso es lo que ahora, casi 30 años después y a nueve años de distancia del futuro mostrado en la película, nos parece fantástico e infinitamente mejor que las calles que tenemos actualmente. Claro que los coches tendrían que volar para que las calles fuesen como en la película, pero el resto de cosas que ocurren en la calle si podríamos tenerlas, y además con la suerte de que no llueve constantemente y todavía tenemos luz solar que disfrutar.

Por el contrario, en otras películas más actuales, como Minority Report, ¿en qué ha quedado la calle? Aparte de un callejón oscuro que aparece en la secuencia donde el protagonista es capturado, el resto de las calles que nos muestra son infraestructuras puras y duras. Su única función es la de conducir los espectaculares vehículos. Toda la vida está relegada al interior de los edificios, enormes e insulsos, que no identificamos con ninguna ciudad del mundo ¿es este el futuro que le deseamos a las calles de nuestras ciudades?

___